El chuletón de ternera Dehesa Grande no es una pieza cualquiera. Criado y alimentado de forma natural en la dehesa salmantina y tratado con respeto desde el origen, este corte representa lo mejor de nuestra tradición ganadera.
Si ya tienes uno en casa o estás pensando en darte un homenaje, aquí te dejamos tres claves imprescindibles para conservarlo bien y cocinarlo de forma que saque todo su sabor y textura. Así lo disfrutarás como se merece: en estado puro.
1. Cómo conservar el chuletón correctamente
Si lo vas a consumir en 24–48 horas:
Déjalo en su envase original al vacío, en la parte baja del frigorífico (entre 1 y 4 °C). Una vez abierto, consérvalo envuelto en papel de horno o film transparente, sin apretar. Así la carne respira y no se reseca.
Si lo vas a guardar más tiempo:
Congélalo tal cual viene, sin abrir. El envasado al vacío protege su jugosidad, aroma y textura. Para descongelarlo, hazlo con tiempo: pásalo al frigorífico al menos 24 horas antes y deja que se atempere fuera de la nevera unas dos horas antes de cocinarlo.
Consejo Dehesa Grande:
Nunca cocines el chuletón recién sacado del frío. Deja que alcance temperatura ambiente antes de ponerlo al fuego. La diferencia se nota.
2. Cocinar un chuletón: sencillez, calor y precisión
La clave está en no complicarse. Nada de adobos ni técnicas rebuscadas. Un buen chuletón solo necesita fuego fuerte y respeto por el producto.
Pasos esenciales:
- Seca la carne con papel absorbente antes de cocinarla.
- Usa una sartén de hierro, parrilla o plancha bien caliente. Que humee.
- Marca la carne por ambos lados durante 2 a 3 minutos, según grosor, si te gusta poco hecho. Un sellado corto, sin moverlo ni pincharlo.
- Añade la sal después del sellado, nunca antes.
- Deja reposar al menos 5 minutos antes de cortar, para que los jugos se redistribuyan.
Acompañamiento sugerido:
Unas patatas al horno, pimientos asados, una ensalada fresca o simplemente pan de pueblo. No necesita más.
3. Disfrutarlo con los cinco sentidos
El chuletón bien tratado desprende un aroma que recuerda al campo y a la encina. Su sabor es intenso, con matices dulces gracias a la infiltración natural de grasa. En boca, es firme y jugoso, como solo una carne criada con tiempo y espacio puede serlo.
Nuestro consejo: déjalo ser el protagonista. Cocínalo sin prisas, sírvelo con lo justo y disfruta de una experiencia que va más allá de la mesa.
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Carne auténtica. De origen. De Salamanca. Dehesa Grande.